Llegar a un puesto de venta informal y encontrarse con un solo método de pago, es una situación del pasado. Aunque el efectivo todavía representa una parte importante de las transacciones comerciales, los pagos digitales (transferencias a través de banca en línea, uso de plataformas tecnológicas o tarjetas de crédito o débito) han cobrado auge, sobre todo durante la pandemia, donde se busca minimizar el contacto.
A pesar de que todavía no se ha determinado con precisión el impacto que ha generado la COVID-19 en los pagos digitales, de acuerdo con un estudio realizado en 2020 por la compañía de pagos digitales Visa, sobre el comportamiento de los consumidores en América Latina y el Caribe, se ha registrado un incremento en el consumo del comercio electrónico y pagos sin contacto, donde Costa Rica y Chile lideran la lista, mientras, en Panamá, una de cada tres transacciones se efectúa con una tarjeta sin contacto.
Ante esa notable preferencia entre los clientes, los vendedores informales han tenido que adaptarse y ampliar sus métodos de pago, siendo la transferencia a través de banca en línea una de sus favoritas.
Son muchas las zonas en el país donde se puede ver a vendedores informales con letreros que avisan sobre la aceptación de pagos digitales; uno de esos lugares es el Causeway de Amador. Ahí, vendedores de raspao, hot dogs, entre otros, cuentan cómo se han beneficiado de las nuevas tecnologías.
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Para Ester Castillo, vendedora de raspa’o, la idea de implementar la forma de pago digital a su negocio surgió, porque las mismas personas que se acercaban a su local lo solicitaban, y por no tener Yappy (una popular aplicación para realizar transferencias en banca móvil usando solo el número de celular), en ese entonces, perdía clientes, por ello, decidió pasar al banco y abrir una cuenta. Ya lleva tres meses con este nuevo método de pago. Al día, hasta más de diez personas le pagan a través de Yappy. Ester, de 28 años, comprende que las personas prefieren tener su dinero en su tarjeta por precauciones ante tanta delincuencia, y aunque nunca imaginó cobrar con este nuevo servicio digital, dice que es algo que ha mejorado su economía en medio de esta pandemia.
Riscarly Sánchez, otra vendedora, que junto a su esposo se dedican a la venta de emparedados y hot dog, cuenta que ahora tienen un poco más de ingresos desde que aplicaron el pago digital a su negocio, pues admiten que es lo que se está manejando actualmente por la pandemia, ya que hay personas que quieren evitar tocar el efectivo.
Desde marzo se mantienen trabajando bajo esta nueva modalidad, y mencionan que hasta siete personas les pagan por transferencia en línea al día, y que los clientes le comentan que prefieren pagar de manera digital, porque se les hace más fácil ingresar a su cuenta de banca en línea y hacer la transferencia, que pagar en efectivo, además a Riscarly, de 24 años, el método le funciona mejor.
Stephen Crespo, vendedor de soda y agua, dice que el método de pago digital lo aplicó primero en su ámbito personal, pero luego lo usó para su negocio a petición de los propios clientes. Lleva siete meses con este método, y cuenta que desde entonces le ha ido bien, pues ha aumentado sus ventas. En sus días laborales, entre 15 a 20 personas le pagan por transferencia en línea al día, aunque depende del movimiento. Además, menciona que esto le ha ayudado a mejorar su economía, porque las personas están inseguras, y ya no les gusta tener efectivo, “por cómo está la crisis, cualquiera quiere robar”. Crespo, de 29 años, dice que nunca se imaginó optar por este método, pero se ha adaptado a la situación, porque según él, llegará un tiempo en el que el efectivo ya no va a existir, y hay que adaptarse y modernizarse, porque el tiempo no se detiene.
Por su parte, Jairo Cedeño, de 30 años, vendedor de hot dog y hamburguesa, expresa que este sistema de pago digital lo trajo la pandemia, y que han sido los propios clientes quienes han solicitado el servicio e incluso dice que quien no tiene esta opción tiene una venta baja. Nunca imaginó que llegaría a cobrar por este método en su local, porque esperó que se movería más el efectivo, sin embargo, se adaptó al cambio y ya lleva trabajando nueve meses con esta nueva modalidad de pago. Al menos un 60% de los pagos que recibe Cedeño son por el método Yappy, admite, y para él es un servicio bueno, porque con ello se mantiene las medidas de bioseguridad, ya que trabajar con efectivo trae muchas bacterias.
En el caso de Rosa Alcide, vendedora de ensaladas de mango, no contaba con una cuenta de banco, y debido a que los clientes lo solicitaban mucho, tuvo que incluir el método de pago digital a su negocio para no seguir perdiendo clientes, que cuando llegaban a comprar el producto, solo podían pagar a través de transferencias en banca en línea, porque no contaban con efectivo. Lleva tres meses trabajando con esta nueva modalidad, y hasta ahora le ha ido bien: alrededor de 15 personas al día le pagan con transferencia de banca en línea, aunque otras aún pagan en efectivo. Los clientes le dicen que “están modernizados”.
Todo este movimiento de pagos digitales que se aceleró por la pandemia, significa, para el consultor de empresas, René Quevedo, un paso importante para lograr una mayor inclusión financiera, mediante la disminución del uso de efectivo en miles de grandes y pequeños comercios de Panamá.
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“La idea es incorporar cada vez más a un mayor espectro de clientes y usuarios a un gran ecosistema de pagos digitales, a fin de elevar la inclusión financiera y disminuir el uso de efectivos, lo cual a su vez tendrá otros efectos colaterales, como la reducción de la delincuencia”, indica.
Además, se estima que la cuarta parte de las transacciones en el país son digitales, y el 75% utilizan efectivo, según datos suministrados por Quevedo.